Constantine (2005)

Si el Escrivá de Balaguer levantara la cabeza, se daría con la tapa... pero si encima tuviese que tragarse las dos horas de este rollo teológico-tecnológico film de acción subersiva, posiblemente recapacitaría sobre si fue una buena idea fundar el Opus Dei y no montar aquella franquicia de comida rápida.

El filme no es como el infierno, porque siempre está la opción de marcharse. Es más como estar dos horas en el purgatorio.


Keanu Reeves demuestra, una vez más, que el los días que reparten buenos papeles en Hollywood él acostumbra a quedarse dormido y nos deleita con una interpretación magistral, llena de intensidad y rebosante de talento que nos mantiene pegados a la butaca... totalmente dormidos si, pero pegados a la butaca.
Adolece de una apatía en el guión que se transmite en el montaje. La película llega a su cota máxima de aburrimiento en mitad del metraje, así nos lo indica la consulta constante del minutaje.

La historia es tan retorcidamente extraña, absurda e incoherente, que no merece la pena ni pensar sobre ella. Lo mejor es verla rápidamente, que nos requiera el menor esfuerzo y daño cerebral posbile y que acabe pronto para poder hacer algo útil de nuestras vidas. No aporta nada nuevo al género y si lo hace me lo perdí entre cabezada y cabezada, por lo que no puedo ser de gran ayuda. Tres malos tragos a la opera prima del director Francis Lawrence, que dos años más tarde nos confirmaría su demencia seníl con "Soy Leyenda". Sus padres horrorizados se preguntan aún porqué diablos no les salió heroinómano como el hijo del vecino....

2 comentarios:

  1. ¡¡¡Lo mucho que disfruté en el cine viendo Constantine!!!

    Que 7 € mas bien invertidos.

    ResponderEliminar
  2. que alguien me mate! al final la he visto y se me caen los ojos a pedazos!! aghhhhhhhhh

    ResponderEliminar