Tres días estuve sin dormir después de ver esta precuela de la mejor película de terror que jamás se ha rodado. Tres largos días, donde las pesadillas, los sudores fríos y los temblores de patas hicieron de mi vida un sufrimiento indescriptible... ¡y todo por pagar 6 jodidos Euros para ver esta puta patraña satánica! No es que sea mala, es que da tantísimo asco que cada vez que veo un sacerdote
me entran unas arcadas que me duele hasta la espalda.

Paul Schrader la dirigió en un comienzo, pero los productores, considerando que no iba a ser lo suficientemente "comercial", por lo que contrataron a Renny Harlin (especialista en cine de acción) para que incluyera escenas "con más vísceras" y firmara el film de forma definitiva.
¡Que visión de futuro la de los tipos estos!, no solo consiguieron estrellarse en taquilla sino que además recibieron ostias por todos lados: La iglesia que les tachaba de herejes, la critica que si la película era peor que un domingo de resaca en casa de tus suegros, el público pidiendo que se ajusticie a los responsables, y Paul Schrader muerto de la puta risa mientras firmaba su finiquito... Lo que se dice, un auténtico desastre.

"El Exorcista, el comienzo" relata el primer encuentro del padre Lankester Marin (Stellan Skarsard) con el diablo, en África, durante la Segunda Guerra Mundial. La historia resulta caótica, y por momentos, más aun si cabe, inverosímil. Con constantes guiños al modelo original de William Friedkin en 1973, no consigue mantener en tensión al espectador, provocando una sucesión de estados emocionales que van desde el malestar a la pena pasando por la cólera. Finalmente acaba en júbilo...concretamente al aparecer los títulos de crédito que te indican que ha llegado el momento de irte a tu casa y ponerte una de Bela Lugosi. Vamos a darle dos Malos Tragos, pues en comparación con gran parte de la mierda que se está filmando dentro de este género, es una película que se puede ver, eso sí, sin prestarle más atención de la meramente necesaria.

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