Pearl Harbor (2001)

Cuando en una superproducción de este tipo se mezclan un productor alcohólico (Bruckheimer), un Director con un grave complejo de inferioridad (Michael bay) y algo similar a un actor (Ben Affleck), pueden ocurrir muchas cosas, pero ninguna buena.

Pearl Harbor supone la aparición de un nuevo género cinematográfico; "decibélico". Es un film ridículo, de guión endeble, solo preocupado en rodar esos 45 minutos de ataque Japonés con el mayor estruendo visual y sonoro posible.

Son tres horas de autentico ladrillo y como de costumbre una buena patada al libro de historia. Lo que sí tiene esta película es uno de los mayores presupuestos de la Historia del Cine. Con una quincuagésima parte de ese dinero, Orson Welles habría adaptado todas las obras de Shakespeare, una detrás de otra.

Ultra conservadora, patriotera, moralista, tópica hasta la náusea, carente de toda vergüenza y desde luego larga hasta decir basta... esta cinta nos recuerda los valores intachables del pueblo americano en general y del ejercito en particular; "Sal del cine y corre a alistarte, tu país te necesita. Piensa que si hemos tenido que echar mano de Ben Aflleck para defender la Bahía es porque la cosa esta muy malita".

Michael Bay ya nos ha deleitado con perlas como "Armageddon" (1998), La isla (2005) o "dos policías rebeldes"(1995) entre otras, por lo que podemos ir preparando un referéndum para decidir si azotarle públicamente o encerrarle de por vida.

Pearl Harbor se lleva sus cinco malos tragos y sin despeinarse si quiera. Es un bodrio de tal magnitud, que solo el hecho de tenerla en nuestra videoteca merecería que le prendiesen fuego a nuestra casa. Verla solo puede ser altamente peligroso y se recomienda hacerlo en dosis pequeñas, nunca toda del tirón. En caso de sufrir convulsiones o hemorragias en los globos oculares se recomienda acudir a un especialista. Pero por favor, si no es estrictamente necesario...no la vean.